Hoy tomé la sed de tus labios viejos:
la escultura fina de un loco o truhán,
un gran artista de perplejos deseos,
de nombre que se olvida ¿será Juan?
De labios carnosos, labios viscosos
mi cuello se deja besar; si tocan
mi espalda y poco a poco mis cabellos
Ven, percibe sus olores, sin ser patán.
Y dime ahora que ya sabes el secreto:
¿qué piensas hacer con tus dulces besos?
te compensaré con mentas y vinos...
con una noche de amor y viento,
donde serás feliz en vivos pechos,
sólo mirando a mis tristes ojuelos.
Astrid Jaime